"Pasó otro año, y toda la ropa que tenía estaba muy gastada. Hasta el abrigo de cuero que me dio mi tía por la venta de la tierra era como la piel de un cadáver. Pensé en coserlas para hacer un cojín, pero luego pensé que la vida humana es transitoria e impredecible. Incluso era posible que muriera esta noche, así que sería mejor pasar el tiempo meditando. Me puse la ropa gastada, cubrí la parte inferior de mi cuerpo con algo al azar, y con un trozo desgastado del saco de la harina de cebada asada cubrí la mitad superior de mi cuerpo. Pero el trozo de tela estaba demasiado gastado y viejo, no había forma de usarlo. Pensé que podría zurcirlo, pero no tenia aguja ni hilo. Al final, hice una soga para atar estas tres cosas, atándolas alrededor de la parte superior de mi cuerpo y de mi cintura. La parte inferior de mi cuerpo también estaba cubierta. Usé el abrigo de cuero y la alfombrilla de trapo para hacer frente a la situación durante la noche. Seguí meditando todos los días, y otro año pasó.
"Un día oí un ruido y vi a mucha gente que venía hacia la cueva. Miraron dentro de la cueva y vieron una pila verde con forma humana, se asustaron y gritaron: '¡Fantasma! ¡Fantasma!'. Se dieron la vuelta y corrieron sin mirar atrás. La gente que venía detrás no les creyó y dijeron: "¿Cómo puede haber un fantasma a plena luz del día? ¿Vistes claramente? Vamos a echar un vistazo". Se acercaron, miraron adentro y también se quedaron asustados. Les dije: "No soy un fantasma. Soy un practicante que está meditando en esta cueva". Después les conté mi historia con gran detalle”.
“Al principio no me creyeron. Después de examinar a fondo la cueva y no encontrar nada excepto ortigas, me creyeron y me dieron mucha harina de cebada asada y carne. Me dijeron: 'Realmente admiramos a los cultivadores como tú. Por favor, ayuda a las almas de los animales que matamos a encontrar la paz y eliminar nuestro ye pecaminoso’. Sinceramente se inclinaron ante mí y se fueron”.
"Esta fue la primera vez en todos aquellos años que obtenía comida hecha por humanos, y me sentí muy feliz. Cociné la carne y la comí, y mi cuerpo inmediatamente se sintió muy cómodo. Mi salud mejoró, mi sabiduría aumentó y mi comprensión del Fa se profundizó y amplió. La felicidad vacía que tenía también era diferente a la de antes. Pensé: "Si alguien puede proporcionar un tazón de comida a un verdadero cultivador, el mérito y la virtud es mucho mayor que proporcionar grandes cantidades de tesoros y dinero a los maestros que viven como príncipes en el mundo terrenal. Mucha gente ayuda innecesariamente a los ricos, mientras que pocos apoyan a los pobres que realmente lo necesitan. ¡Qué lástima!”.
"Comí la harina y la carne muy frugalmente. Pasó un tiempo, y la carne restante estaba llena de gusanos. Estaba a punto de quitar los gusanos para comerla. Pero pensándolo mejor, me di cuenta de que esto iba en contra de los preceptos de la Pusa, porque uno no debería tomar el alimento de un gusano como propio. Así que seguí comiendo ortiga”.
"Un ladrón vino una noche para tomar mi comida y mis propiedades. Viéndolo arrastrarse por la cueva y andar a tientas por todas partes, no pude evitar reírme y dije: ‘Oye, amigo mío, no puedo encontrar nada aquí ni siquiera durante el día. ¿Cómo esperas encontrar algo por la noche?’. El ladrón lo pensó y se rió conmigo. Estaba muy avergonzado y se escabulló en silencio”.
"Pasó otro año. Los cazadores de mi pueblo natal de Kyangatsa no habían cazado nada y estaban en la entrada de la cueva. Me vieron sentado allí como un esqueleto, acurrucado en un montón verde y encogido, envuelto en tres trozos de tela. Temblando, se inclinaron hacia mí y me preguntaron con voz vibrante: '¿Eres un humano, un fantasma, un animal o una sombra? ¡Pareces un fantasma!’”.
"Tosí y respondí: ¡Soy un humano, no un fantasma!".
"Oyeron mi voz, y una persona que me conocía me preguntó: '¿No eres Topaga?’”.
“Sí, soy Topaga”.
"¡Ah! ¿Podrías darnos algo de comer? Llevamos todo el día cazando y no hemos cazado nada. Si pudiera darnos algo ahora, te lo devolveremos con creces después".
"Les dije: Desafortunadamente no tengo nada para darles de comer”.
"'Oh, está bien. Solo danos lo que comas".
"S0lo tengo ortiga aquí. Por favor, encender el fuego para que puedan hervirla".
"Escuchando mis palabras, hicieron un fuego para cocinar la ortiga. Necesitamos poner un poco de mantequilla para que hierva con ella", dijeron.
"Ojalá tuviera mantequilla, pero se me acabó hace varios años. Hay aceite en la ortiga de todos modos”.
"Entonces, ¿podrías darnos un poco de condimento?”.
"No he usado condimentos durante muchos años, la ortiga tiene buen sabor".
"Los cazadores dijeron: ‘Al menos tienes que darnos un poco de sal’".
"Les contesté: 'Te daría sal si la tuviera. He vivido sin sal durante muchos años. Hay sal en la ortiga’”.
"Los cazadores me dijeron: 'Lo que te pones y lo que comes no tiene sentido. No es una vida para un humano. Incluso si fueras el sirviente de alguien, al menos tendrías suficiente comida para comer y ropa de abrigo para vestirte. ¡Uf! ¡Uf! No hay nadie en el mundo más miserable y lastimero que tú'”.
"Dije: 'Por favor, no digan eso. Soy la persona más afortunada y la más grande entre la multitud. Conocí al gran maestro traductor Marpa y aprendí los versos para alcanzar la Perfección en una sola vida. Viviendo en esta remota montaña y abandonando los pensamientos de deseo en esta vida, practico la meditación para lograr la iluminación. La reputación, la fama, el respeto, la ropa, la comida, el dinero o los bienes, nada puede perturbar mi corazón. Esto se debe a que ya he dominado a todas mis preocupaciones mundanas. Nadie en este mundo podría ser mejor descrito como un gran hombre verdadero. Todos ustedes viven en una nación donde el Fo Fa está floreciendo, pero no tienen ningún interés en escuchar el Fa, mucho menos en practicarlo. Pasan esta vida ocupados cometiendo crímenes y haciendo el mal, sin preocuparse de cuán profundo es el infierno y cuánto tiempo se quedarán allí. En este mundo, ¡la gente como ustedes son los verdaderamente miserables y lastimosos! En mi corazón siempre estoy a salvo y feliz. Ahora les cantaré una canción sobre la alegría de la cultivación''.
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