Religion

Jul 23, 2024
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La historia de cultivación del Fo Milarepa (Parte 4)

La historia de cultivación del Fo Milarepa (Parte 4)

"El Maestro se me acercó y me dijo: 'Ahora ya puedes lanzar una tormenta de granizo. Pero aún no sabemos si el trigo ya está maduro en tu ciudad natal. ¿Qué altura tiene ahora? Pensé por un momento y respondí: 'Ya es lo suficientemente alto como para ocultar a una paloma parda'".

"Pasaron dos semanas y el maestro me preguntó de nuevo. Le dije: 'Es casi tan alto como la planta joven de alpiste'. Él dijo: 'Hmm, todavía es algo temprano'”.

"Después de un tiempo volvió a preguntarme y respondí: 'Las plantas ya han crecido'. El Maestro dijo: 'Si es así, es hora de ir y lanzar el granizo'. Envió a otro estudiante para que me acompañara, el que había estado antes en mi ciudad natal para confirmar mi situación. Nos disfrazamos como monjes itinerantes y comenzamos nuestro viaje”.

“Los cultivos crecieron excepcionalmente bien ese año. Muchos residentes mayores dijeron que nunca habían visto una cosecha tan buena. Los aldeanos acordaron que nadie debería comenzar a cosechar hasta que todos hicieran una gran celebración. Esperé hasta que faltara solo uno o dos días para la cosecha y construí un altar río arriba de la aldea. Después de preparar todo lo necesario para la ceremonia, comencé a lanzar el hechizo, diciendo los versos del encantamiento en voz alta. En ese momento el cielo estaba despejado y sin nubes en casi todo el firmamento. Dije en voz alta el nombre del guardián celestial y comencé a exponer cómo los aldeanos habían maltratado a mi familia. Luego lloré intensamente mientras golpeaba mi pecho y rasgaba mi ropa”.

“Entonces sucedió algo realmente increíble. En el cielo aparecieron repentinamente unas nubes oscuras, capa tras capa, y en un abrir y cerrar de ojos se formaron grandes grupos de nubes con relámpagos y truenos. Cayeron del cielo muchos granizos enormes, una oleada tras otra, golpeando las cosechas que los aldeanos estaban a punto de cosechar, sin dejar un solo grano. Después un diluvio bajó de la montaña y arrasó con todas las cosechas. Los aldeanos gritaban y lloraban al ver cómo la inundación arrastraba todas sus cosechas. Al final cayó una fuerte tormenta. Como mi compañero y yo teníamos frío, fuimos a una cueva cercana y encendimos fuego para calentarnos”.

En ese momento varios cazadores pasaron por la cueva. Habían sido enviados por los aldeanos para conseguir la carne con la que celebrarían la cosecha. Uno de los cazadores dijo: '¡Humph! Nadie nos ha hecho tanto daño como Topaga. Mató a tanta gente y ahora arruinó todo el trigo. Si lo atrapo, exprimiré toda su sangre y arrancaré su vejiga, aunque con esto no pueda calmar mi ira'.

“Un anciano dijo: '¡Calla! No hables tan alto. Mira, hay humo saliendo de la cueva. ¿Quién está ahí?'. Y un joven respondió: 'Posiblemente sea Topaga. Ese canalla todavía no nos ha visto. Vamos a buscar a más personas para matarlo, antes de que acabe con todo nuestro pueblo'. Y se fueron a toda prisa”.

“Mi acompañante vio que alguien caminaba atrás de nosotros y supuso que ya nos habían descubierto. Él dijo: 'Regresa tu primero. Fingiré que soy tú y jugaré con ellos un rato'. Acordamos encontrarnos en un hotel cuatro días después. Sabiendo que era muy fuerte y valiente, no me preocupé por dejarlo solo.

"En ese tiempo realmente quería ver a mi madre, pero temía que los aldeanos me hicieran daño. Así que tuve que abandonar mi pueblo y tomé una desviación en mi camino. Desafortunadamente un perro salvaje me mordió varias veces, dejando mi pierna cubierta de heridas. Como caminé cojeando durante el resto del camino, no pude llegar al hotel a tiempo”.

"¿Qué hizo mi compañero? El mismo día que me fui, los aldeanos reunieron a un gran grupo de personas para matarme. Mi acompañante enfrentó con golpes a los hombres y a sus caballos. Mientras la multitud lo perseguía, él corría. Cuando la multitud corría rápidamente, él aceleraba; cuando la multitud disminuía el paso, él también lo hacía así. Si los aldeanos le lanzaban piedras, él les arrojaba piedras aún más grandes gritando: 'Si alguien se atreve a venir a golpearme, no tendré piedad y le lanzaré un hechizo de muerte. Tantas personas han muerto por mi culpa, ¿no tienen miedo? Una buena cosecha terminó siendo nada. ¿No es eso suficiente? Si no tratan bien a mi madre y a mi hermana de ahora en adelante, colocaré un estanque fantasma en la entrada del pueblo y lanzaré un hechizo demoníaco a la salida. Todos ustedes que todavía están vivos, así como sus familiares, serán exterminados. No me detendré hasta que todo el pueblo quede hecho cenizas. ¿No tienen miedo?'”.

"Asustados por sus palabras, los aldeanos temblaban de miedo. Se miraban y murmuraban, pero nadie se atrevía a enfrentarlo. Al final, todos, uno a uno, regresaron al pueblo en silencio”.

“Mi compañero llegó al hotel antes que yo. Le preguntó al dueño si había visto a un monje itinerante que se parecía a él. El dueño pensó por un momento y respondió: 'No ha venido aquí, pero creo que está celebrando en el banquete de la aldea. Y parece que está herido. ¿Tienes un tazón [para mendigar]? Si no, puedo prestarte uno'. Tomó un cuenco gris que se parecía al rostro de Yama [el dios de la muerte] y se lo dio a mi compañero. Mi compañero fue a la fiesta a pedir limosna y ahí me encontró. Se sentó a mi lado y dijo: '¿Por qué no llegaste ayer?'. Le dije: 'Unos días antes, mientras pedía comida en la carretera, un perro salvaje me mordió varias veces. Ahora estoy un poco mejor. No hay nada porqué preocuparse'”.

“Regresamos con nuestro maestro y él nos dijo: 'Ustedes hicieron una cosa magnífica. Sorprendidos le preguntamos: '¿Quién se lo dijo?'. El Maestro respondió: 'El guardián celestial. Lo envié allí, y el día de la luna llena, cuando regresó, me dijo lo que sucedió'. Todos estábamos muy contentos”.

Cuando terminó de contar esta historia, el Venerable Milarepa le dijo a los discípulos que escuchaban sus enseñanzas del Fa: “Así fue como cometí actos malos tomando venganza”.

Rechungpa preguntó: “Maestro, primero dijiste que te generaste ye y luego dijiste que hiciste buenas obras. El karma bueno solo proviene del Fa recto. Venerable Maestro, ¿cuál fue tu relación predestinada para encontrar el Fa recto?

Milarepa dijo: “Poco a poco comencé a arrepentirme de mis pecados por lanzar el hechizo y el granizo. Al mismo tiempo, mi deseo de estudiar el Fa recto se hizo más intenso día tras día. A menudo no quería comer y tenía dificultades para dormir. Cuando caminaba, quería sentarme, y cuando estaba sentado, quería caminar. Estaba inquieto y me sentía muy culpable por las malas acciones que había cometido. Con mucha frecuencia este mundo terrenal me parecía extraño, pero no me atrevía a estudiar el Fa recto. En mi mente, a menudo pensaba: '¿Aún tendré la oportunidad de estudiar el Fa recto aquí con el Maestro? ¿Qué tengo que hacer?'”.

"Mientras seguía pensando y preocupándome por esto, sucedió lo siguiente: el Maestro tenía un amigo rico que le daba limosnas. La familia de este donador poseía una gran cantidad de propiedades. Creía fervientemente en el Maestro y con respeto lo ayudaba sin cesar todo el tiempo. Cuando su donador enfermó repentinamente, invitó al Maestro a su hogar para orar”.

“Tres días después, el Maestro regresó con el rostro pálido y una sonrisa forzada. Le pregunté: 'Maestro, ¿por qué estás tan pálido? ¿Por qué estás sonriendo forzadamente?'”.

"El Maestro suspiró y respondió: 'Nada en este mundo es eterno. Mi mejor amigo donante de limosnas, el que más creía en mí, murió anoche. Debido a esto, creo que este mundo es un lugar triste. Un tipo viejo como yo ha estado produciendo ye al lanzar hechizos, conjuros y tormentas de granizo desde que era joven, hasta que mi cabello se ha vuelto blanco con la vejez. Aunque todavía eres joven, tú también has cometido los pecados de encantamientos y una tormenta de granizo, como yo. Me temo que también seré responsable de estas malas acciones en el futuro".

"Me quedé perplejo y le pregunté: 'Pensando en los seres conscientes que matamos, ¿es posible que el Maestro los ayude a renacer en el cielo de Tushita, o a que logren la liberación?'. El Maestro respondió: 'De hecho, nadie puede ayudarlos verdaderamente a ser salvados o para liberarlos. De ahora en adelante, cultivaré un Fa recto, y ustedes podrán ayudar a mis discípulos a enseñar. De esta manera puedo llevarte al Cielo Tushita y a la liberación. O, puedes ir a estudiar el Fa recto y guiarme al Cielo Tushita para ser liberado. Te proporcionaré todo lo que necesites para buscar el Fa recto'”.

“¡Ah! ¡Me sentí muy feliz al escuchar eso! Después de pensarlo día y noche, mi sueño se había convertido en realidad. Así que rápidamente le dije a mi maestro: '¡Estoy dispuesto a cultivar el Fa recto!' y él respondió: 'Aunque todavía eres joven, tienes un corazón diligente y una fe fuerte. ¡Así que, por favor, dedícate a estudiar el Fa recto!'”.

"Entonces el Maestro me ayudó a preparar la ropa para mi viaje. Puso algunas piezas de tela de primera calidad en un caballo y me las dio junto con el caballo. Dijo que Rangton Lhaga era un sabio de Tsangrong y me recomendó que aprendiera de él. Después de despedirme del Maestro y de su esposa, me dirigí a Tsangrong.

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